Cuando el Incendio Thomas y el flujo de escombros golpearon nuestra comunidad, fue una situación demasiada familiar porque habíamos perdido nuestra casa en el Incendio Tea en 2008. Lo peor fue saber que tantas personas se enfrentaban devastación parecida y sentirme incapaz de ayudarlos. Allí es donde entra el Bucket Brigade.
Cuando me enteré de que un grupo de voluntarios se juntaba para ayudar con la recuperación después del flujo de escombros, no sabía qué exactamente podía ofrecer, pero sabía que tenía que estar allí – estar allí para ayudar a las personas necesitadas, pero también para ayudarme a mí misma. Necesitaba sentirme parte de algo optimista en medio de toda la pérdida y sufrimiento. Necesitaba saber que existían personas alrededor de mí quienes se preocupaban por personas desconocidas cuándo más lo necesitaban. Necesitaba comunidad. Ojalá mi familia hubiera conocido a esas personas cuando nosotros experimentamos parecida pérdida por causa de un desastre natural.
Fue tan terapéutico ser uno de los ayudantes durante esta situación. A veces, lo único que yo podía ofrecerle a un sobreviviente, llevando una expresión tan familiar de shock y derrota, fue una sonrisa y un abrazo. Y sé lo poderoso que puede ser un “yo también” cuando uno se encuentra en esta situación, sintiéndose tan solo.
Aparte del labor físico, el Bucket Brigade ha podido ofrecer otra cosa — manifestar solidaridad con las personas de nuestra comunidad afectadas por el desastre, el poder decirles, “Estamos aquí para ustedes.”
He sido capitana de equipos de voluntarios con el Bucket Brigade formados por directores ejecutivos de grandes compañías, ingenieros, contratistas, amas de casa, estudiantes universitarios, y un hombre sin hogar quien volvió muchas veces para ayudar. Todos aprendimos que los desastres naturales no discriminan. Ser parte de este proceso y juntarnos a pesar de nuestras “diferencias,” como una sola comunidad, ha sido el momento cumbre y el inesperado resquicio de esperanza durante un año que ha sido muy difícil para todos nosotros. Es tan raro ver este tipo de esperanza, y es un regalo poder ser una parte de ello.